09 octubre, 2019

Y entonces aparecerá alguien en tu vida que encienda las luces que otros apagaron

Ven, pasa, perdón si ves que está un poco desordenado todo.

Verás que hay cosas sin terminar, habitaciones que no pegan unas con otras, pero soy toda contradicción.

En esas cajas sin ordenar hay valores, y pensamientos que aún no se donde colocar, algunos se quedarán aquí, otros no.

Si te quedas podemos crecer juntas, decidir de qué color podemos pintar las habitaciones vacías, si me preguntas, mi color favorito es del de tu risa.

Hay enchufes que no funcionan, bombillas fundidas, y ventanas que no se usan hace tiempo.

A veces se me ponen los ojos tristes, se me hace grande y las paredes me agobian, pero desde que entraste tú el aire me parece menos denso, y suena música por los rincones, me miras y una luz se enciende en mi pecho, como un faro en la niebla.

Te prometo que no me conformo ni un solo día, que no doy por hecho, que cada día sea especial. Y el día que tus ojos sean los que estén tristes voy a estar ahí, para darte la mano y cuidarte.

Hay que hacer reforma, pero si tu quieres le robamos el reloj al tiempo y tiramos tabiques, y construimos un ático, ladrillo a ladrillo, con vistas, al futuro.

Podemos pintar el dormitorio de besos y caricias. Llenar la cocina de olor a café y de desayunos de domingo. En el salón podemos colocar todas las películas que hayamos visto, o las que vimos sin ver, y todas las que vayan a ser mis favoritas si las veo entre tus brazos.

En el pasillo colgar todas las fotos que te vaya a hacer, todos los recuerdos nuevos.

Y llenar la nevera con imanes de los lugares a los que iremos, y llenar el pasillo de arena de las playas que nos vean de la mano.


Ven, pasa, quiero que te sientas cómoda en mi vida, como si estuvieras en casa.

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