05 noviembre, 2010

Rojo

-¿Tú que crees?

Fingió pensárselo durante un par de segundos .La Podría haber descrito de mil y una maneras. Podría haber dicho cosas simples como que le gustaba la comida italiana y que el azul siempre había sido su color favorito. O confesiones más vergonzosas. Como que, por ejemplo, le gustaban cosas cursis como dar paseos bajo la luz de la luna y aprenderse rimas de Bécquer. Podria haber dicho todo eso y mucho más, sin embargo se calló. Porque si de verdad era tan especial como ella decía, debía conocer por sí misma todos esos pequeños detalles. Y porque (¿para qué negarlo?) no tenía ninguna intención de ponérselo fácil. De todas formas ella había trastocado su vida lo suficiente como para que él le jodiese a ella la suya
-Prueba con el rojo.

-¿Rojo?

Sonrió, de esa manera encantadora que hacía que le brillasen los ojos y le saliese un hoyuelo en la mejilla izquierda.

-Sí. El rojo le encanta.


Que se las apañase ella sola.

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