Dicen que solo hay una, y a mi me vale,
Porque no habrá nadie que me quiera como tú, ninguna.
Tanta locura desde la cuna y hasta las canas.
Como la luz de luna me alumbras, como las hadas,
confiaste en mí cuando dedos me señalaban.
Y perdonaste cuando el resto sentenciaba.
Celebraste cada paso que daba,
cada logro como el triunfo del fruto de tus entrañas.
Mi primera palabra va dedicada a la primera dama,
mi ángel de la guarda y maná,
la palabra más hermosa que haya sido pronunciada,
y escuchada por el hombre y no es otra que "mamá"
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